Mucho se habla del desarrollo emocional de los niños y jóvenes, de su relacionamiento y lazos afectivos, pero hoy en día se ha dejado a un lado uno de los factores que más influyen en este aspecto de su vida: la naturaleza. Algunos de ellos son protegidos por sus padres para que no se mojen o no se ensucien en el campo, y esto hace que se alejen de algunas vivencias que les puede ofrecer los entornos naturales.
Por otro lado, la pandemia provocada por el Covid-19 transformó la cotidianidad de los niños y adolescentes, quienes encerrados en sus casas pasan un tiempo considerable al frente de sus consolas de videojuegos o computadores. Esto les puede generar estrés, altibajos emocionales, fatiga crónica o depresión, trastornos de aprendizaje, entre otros síntomas, según el “Estudio sobre efectos en la salud mental de niños, niñas y adolescentes por Covid-19” de la Unicef.
Como ves, la interacción con la naturaleza es muy importante para ellos, te contamos más:
Desarrollo emocional de los niños y naturaleza, una relación que debe ser duradera
Cuando los niños juegan y aprenden libremente en espacios abiertos, llenos de árboles, tierra y prado, sus estímulos visuales, auditivos y táctiles aumentan; el aire libre también los tranquiliza, hace que expulsen toda su energía y aumenten los niveles de serotonina, la cual ayuda a regular el estado de ánimo, el comportamiento social, el apetito, la digestión, el sueño y la memoria.
Los niños y jóvenes que han crecido rodeados de naturaleza se muestran más tranquilos, independientes, seguros y autónomos. Además, se integran mejor con el resto del mundo. Por su parte, los que han permanecido más tiempo en ambientes de ciudad o encerrados en casa tienen más miedos, le temen al bosque, a caerse o a ensuciarse.
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El desarrollo emocional de un niño aislado de la naturaleza se ve afectado y es posible que lleguen a ser muy nerviosos y acelerados, o por el contrario también pueden llegar a ser muy sedentarios y perezosos.
La naturaleza es tan mágica y sana que ofrece una gran cantidad de estímulos para que los niños tengan una sensación de libertad y sean más observadores con lo que ocurre a su alrededor, lo cual es fundamental para el desarrollo de sus habilidades y emociones. En otras palabras, es una experiencia vital que los hace conocer su entorno y reconocerse a sí mismos.
La naturaleza como apuesta para la educación
En el Colegio Campestre San Diego sabemos que la curiosidad y la creatividad estimulan el crecimiento de estudiantes pilos y felices, es por esto que el desarrollo emocional de los niños y jóvenes se ve fortalecido por las preguntas y la motivación que surgen acerca de lo que los rodea en espacios llenos de naturaleza.
Por eso contamos con la Granja San Diego, un lugar lleno de experiencias en donde los estudiantes, desde los más pequeños hasta los más grandes, podrán cultivar sus propios alimentos y vivir paso a paso su crecimiento en la tierra, el cual será resultado de sus propios esfuerzos. Asimismo, podrán disfrutar del sabor de una zanahoria o una lechuga sembrada por ellos mismos. Esto los llena de orgullo y motivación para seguir aprendiendo de la naturaleza.
Otro aspecto importante para el desarrollo emocional de los niños es que gracias a los procesos naturales del medio ambiente, ellos comprenden que todo requiere de tiempo y paciencia. Aprenden a esperar, a tolerar y a entender que la vida, así como la naturaleza, pueden cambiar de un día a otro, una lección que sin lugar a dudas los vuelve más fuertes y resilientes.
También tienen la oportunidad de compartir con varias especies de animales que les ayuda a entender mejor las diferentes necesidades de cada especie y les despierta un instinto de protección, cuidado y empatía con los seres vivos. Además, al interactuar en estos espacios con otros niños o jóvenes de su edad aprenden a respetar las diferentes opiniones y a ser más amorosos con quienes los rodean.
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¡Así que a pasear más con tus hijos y a buscar nuevos espacios de aprendizaje con la naturaleza que les ayude en su desarrollo emocional!