¿Cómo tratar la salud mental en adolescentes?

Salud mental en adolescentes

La salud mental en adolescentes se ha convertido en uno de los temas más importantes dentro de la agenda educativa y en un interés social prioritario, incluyendo también a la población infantil y adulta.

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El mundo está tomando velocidades importantes en su cotidianidad, todo va en aceleramiento, todo es al instante y los resultados se quieren de inmediato. Muchas presiones del “deber ser” inundan los medios de comunicación y redes sociales. Es así como los individuos empiezan a elevar sus niveles de angustia ya que sienten el deber de responder a las demandas exteriores y responsabilidades que exige el medio. En el caso de los adolescentes, esto se puede acentuar ya que están en una etapa vulnerable, de crecimiento y reconocimiento.

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Factores que han afectado la salud mental en adolescentes

La pandemia, sin duda, marcó un antes y un después. Trajo consigo un aumento disparado del miedo a la muerte, a la enfermedad, a la soledad y a la tragedia. Además, nos inundó de un gran temor al otro, a su cercanía y a su contacto. A esto se le suma la inseguridad en las calles, el aumento de la violencia, los robos, los atracos y la presencia inminente de la guerra, aumentando así las inseguridades individuales.

La adolescencia es una etapa vital fundamental en la que los individuos están definiendo su identidad, su presente y su futuro. Cuando llegó la pandemia se instauró una especie de sinsentido, un aumento de la procrastinación, de dependencia de las pantallas y sus contenidos. lo cual generó frustración en ellos, los alejó de sus amigos y los aisló justo en un momento clave de socialización. Durante este confinamiento, muchos niños y jóvenes pasaban horas frente a la pantalla viendo juegos, pornografía, y/o redes sociales que invitaban a seguir modelos específicos de ser.

Por otro lado, los padres estaban ocupados en sus propias agendas laborales virtuales (con sus propios temores y angustias), permitiendo las pantallas para que sus hijos no se aburrieran y para que tuvieran algo de contacto con sus pares. Durante este tiempo hubo una indiscriminada recepción de contenidos de todo tipo, sin acompañamiento adulto en su adecuada “digestión”. Esto nos pasó a todos, y sin duda, nos marcó y nos llevó a una nueva forma de socializar, manejar el tiempo libre, establecer afectos y resolver conflictos.

Debido a esto y a otros factores, se han disparado diversos tipos de problemáticas en salud mental empezando por la ansiedad. Esa sensación de pesadez y miedo permanente sin aparente causa visible, taquicardias, temblores y ataques de pánico, hacen parte del día a día de los adolescentes. La depresión también se ha exacerbado y en algunas ocasiones va de la mano con la ansiedad, miedo al futuro, ideas negativas sobre sí mismos y sobre su proyección vital. También se producen ideas de muerte, autolesiones y trastornos alimenticios.

Los adolescentes se están buscando a sí mismos, tienen ganas de hacer, de soñar, de esforzarse por metas, pero no encuentran eco en una cultura que a veces los limita al cumplimiento de deberes. Muchos están aburridos, otros se sienten solos y a otros no les gusta lo que son.

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Así se puede mejorar la salud mental en adolescentes

Es necesario volver al lazo del cariño, a las largas charlas sobre la vida en casa con sus padres, a preguntarles sobre sus sueños, sus temores, sus dificultades cotidianas con amigos, sobre sus enamoramientos, sus despechos y sus logros. Tenemos que volver a ellos y abrir espacios para que se sientan cómodos con nosotros.

También es importante acompañarlos a creer en sí mismos y a valorar la forma en que se relacionan con otros. Es clave generar momentos para escucharlos y dialogar sobre los mundos que los seducen como lo son sus videojuegos, música y gustos.

Invítalos a conectar con la vida, con el gozo, con el disfrute de un atardecer, con el eco de una sonrisa en el alma, con su belleza interna y externa tal y como son. Volver al deporte, al arte, a la lectura de un libro, a los juegos de mesa en familia, a conocer a sus amigos y si no los tienen a apoyarlos en su consecución. Esa es una tarea prioritaria, una tarea que desde las familias es urgente hacer desde el corazón.

Y por último, no tener temor de pedir ayuda en el momento que se requiera. Hablar en el colegio si sientes que tu hijo/a está diferente, si está encerrado en extremo, si no puede parar de estar en las pantallas, si es demasiado irascible, si lo/a percibes bajo/a de ánimo, si no socializa, o si notas que tiene agobio. Así, podemos trabajar en equipo para crear una red de cariño, de contención y de apoyo estratégico en esta etapa vital que es la adolescencia.

Ma. Mercedes Piedrahíta
Psicóloga Bachillerato
Colegio Campestre San Diego

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